“El turismo mal planificado es malo, el turismo no planificado también es malo, el turismo planificado puede ser menos malo.” M. Ledhesma
Normalmente mientras voy descubriendo un rincón más de mi Sonora querido, apuesto mucho a la capacitación y planificación del turismo en esas localidades en donde comúnmente se catalogan como olvidadas por Dios; porque parecen detenidas por el tiempo y que se han quedado estancadas en otra época lejos de esa ‘postmodernidad’ de la que creemos todo lugar posee.
Tal es el caso de San Pablo de Aconchi, un hermoso lugar por conocer cuando se acude a la Ruta del Río Sonora, pero, ¿Por qué se olvida del mapa turístico de esta zona? Es un lugar lleno de historia, es la tercer localidad más poblada del municipio, con tan sólo 145 habitantes, (según los datos del Censo de Población y Vivienda realizado en 2010), los sampablenses son personas muy amables y trabajadoras, dedicándose a las labores de sus milpas y ganado; la mayor riqueza de ellos es la sabiduría del campo y el apropiamiento de su historia.
Se dice que para catalogar y cuantificar a una persona como turista es necesario dormir en el lugar donde se visita; en San Pablo no existe lugar para dormir, se tendría que ir a Aconchi, la cabecera del municipio. Entonces, ¿Se podría hablar de un turismo fugaz en la localidad? Pero ¿Qué aportaciones dejaría?
Mi profesión e interés no es estudiar de lleno los efectos del turismo en las regiones sonorenses, es comentarles acerca de cómo es, a través de mis letras. Sé que los planes para llevar a cabo un desarrollo turístico no son tan sencillos de realizar, que mucho recae en cadenas burocráticas, sin embargo, se puede empezar cuando menos viendo el potencial de cada sitio.
La gente de las pequeñas localidades se va a otras ciudades en busca de mejores oportunidades, quizá sin pensar que son dueños de paraísos que les pueden dar a ganar el mismo ingreso semanal o hasta más dentro de sus territorios.
Si se apreciara a San Pablo con ojos turísticos como un lugar de descanso para disfrutar por unos días de sus paisajes naturales se podría pensar en adaptar un rancho de descanso, en donde se tenga la opción de hospedaje, imaginando que algún pequeño grupo familiar o de amigos les guste salir de la monotonía y arroparse de la naturaleza y tranquilidad de esta comunidad.
Programando así la asistencia de viajeros cuando menos cada fin de semana; desarrollando planes estratégicos funcionales que tras evaluaciones se puedan impartir en otras localidades de otros municipios. Cuidando siempre mantener la esencia de estos lugares mágicos pocos conocidos.
Viendo esto como algo micro con lo que se puede iniciar se podría adaptar una ruta para conocer algún rancho con ganado y se explicara los procedimiento para el cuidado de la siembra o bien muy tempranamente acompañar a ordeñar al vaquero, los mismos sampablenses pasearan en caballo a la gente hospedada para dar una vuelta por los caminos tan bellos que están en San Pablo y la misma gente capacitada pudiera realizar sus ventas de sus productos regionales. En donde todo se organice a manera de ganar-ganar y al decir todo es pensar también en los ecosistemas de flora y fauna.
A veces lo rutinario no nos deja apreciar las maravillas que nos rodean, o a veces no hay a quien mostrarle lo maravilloso que se tiene, miles de personas viajan y recorren la Ruta del Río Sonora siempre visitando lo que ya está reconocido dentro de su guía turística. San Pablo está dentro de un municipio del Río, se podría planificar una ruta para que sea visitado y con ello apoyar a sus habitantes.
Planeando un recorrido y destacando lo bello de la localidad así como su historia, por ejemplo, haciendo museo (si se pudiera) y patrimonio histórico ante el INAH lo que queda de la casa del Gobernador Interino Carlos. B. Maldonado, explicando su historia y reconociendo su aportación en nuestro Estado, además de mostrar otras cargas históricas del pueblo.
Quizá porque hablo desde el desconocimiento me parece sencillo volverlo una parada obligada cuando uno pasea por la ruta ya mencionada, o quizá el ver lo mismo siempre no ha permitido a los sampablences valorar lo que este lugar posee y es digno de disfrutarse. Resumiendo, pasar por San Pablo de Aconchi es conocer historia sonorense y disfrutar de una tranquilidad en medio de hermosos paisajes cuando viajamos por Sonora.
“No basta con un bello atractivo o un par de servicios para que el turismo como si fuera un manantial, brote desde el fondo de la tierra.” M. Ledhesma
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